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Después de un tiempo aprendes
la sutil diferencia que hay entre el tomar a alguien de
la mano
y el encadenar su espíritu.
Y aprendes que amar no significa poseer,
y que tener compañía no significa tener seguridad.
Y comienzas a aprender que los besos no son contratos,
y que los presentes no son promesas. Y comienzas a
aceptar
tus derrotas con la cabeza alta
y con la gracia de un adulto y no con el pesar de un
niño.
Y aprendes a hacer camino el día de hoy,
porque el suelo de mañana no es lo suficiente firme como
para hacer planes,
y porque el futuro siempre tiene formas de no
concretarse.
Después de un tiempo aprendes que aún la luz del sol
puede quemar si de ella mucho recibes, y comienzas
a plantar tu propio jardín y a decorar tu alma
en lugar de esperar a que alguien te traiga flores.
Y aprendes que realmente puedes sobrevivir,
y que en verdad eres fuerte,
y que realmente vales.
Y aprendes,
y aprendes.
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